Nueva York, 10 de
septiembre de 1886
Querida Virginia:
Ha pasado ya mucho tiempo
desde que te mudaste a Canterville Chase, la última vez que nos vimos fue
cuando te despedías de mí en el muelle de Nueva York para irte a Inglaterra con
un nuevo futuro por delante. Déjame decirte que te he extrañado un montón y
recibo cada carta con mucha felicidad y entusiasmo.
Me alegra que pronto te
vayas a casar, por todo lo que me dijiste del duque de Chesire parece ser
maravilloso y que se llevarán muy bien estando juntos el resto de sus vidas. Me
parece algo muy curioso el hecho de que haya habido un fantasma en Canterville
Chase, y más aún que a pesar de eso tu padre haya comprado la propiedad; sin
embargo, si nada de eso hubiese sucedido, no habrías conocido al Duque cuando
le ganaste a Lord Bilton una carrera a caballo.
No me pareció correcto que
les hayas ocultado a tus padres que el fantasma de Canterville estaba usando
tus óleos para restaurar la mancha de sangre de la biblioteca todos los días,
ya que tu hermano la limpiaba; sin embargo, sabiendo quién era el que causaba
todo esto te mostraste impresionada por los sucesos acontecidos en Canterville
Chase. Siento que de alguna forma mediante esa impresión tratabas de hacer
sentir mejor al fantasma, sin duda alguna siempre respetabas su presencia y sus
tradiciones sin imponértele como tus hermanos cuando le lanzaron almohadas
sabiendo que se podía hacer daño y cuando Washington borraba la mancha de
sangre todos los días. También tus padres le hicieron daño con su muy extraño
sentido del humor respecto a los intentos del fantasma para asustarlos, me
pareció cruel por su parte burlarse tan estrepitosamente mediante los
ofrecimientos de productos nuevos para “ayudarlo”.
De ti aprendí a saber
respetar a los demás con sus tradiciones por más raras que sean, y que lo
moderno no siempre es sinónimo de mejor, también que puede haber una sana
convivencia entre los dos sin ningún problema. Indudablemente tu gesto de amor
hacia el prójimo se vio reflejado hacia el fantasma y estoy segura de que debe
estar agradeciéndote desde su eterno descanso.
Espero oír pronto de ti en
otra de tus cartas y que vivas muy feliz a lado del Duque.
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