lunes, 6 de julio de 2015

2. BODAS DE SANGRE


Título:                 Bodas de Sangre
Autor:                 Federico García Lorca
Páginas Leídas:     56 - 122

A partir de esta segunda parte, inició lo que se le conocería como nudo o desarrollo, pues los sucesos siguientes fueron algo inesperados. Es personaje más fuerte en cuanto a voluntad sin duda alguna habría sido la novia, pues en la primera parte nos demuestra que ella no sentía nada por Leonardo más que incomodidad y odio: “El orgullo no te servirá de nada. (Se acerca.) / ¡No te acerques!” (García Lorca, 1992, p. 58) A continuación veremos en que desencadenaron las acciones anteriores.
La novia quién creíamos que era una mujer de palabra y nadie la podía hacer cambiar de opinión, se comporta de una manera diferente con su novio después de la boda, en especial cuando trata de abrazarla: “¡Quita! (Con sobresalto) / ¿Te asustas de mí?” (García Lorca, 1992, p. 83) Lo cual termina cuando la novia traza rápidamente otro camino en la obra al escaparse con Leonardo en medio del festejo que ya se veía inminente: “¿Pasó por aquí mi marido? / No. / Es que no le encuentro y el caballo no está tampoco en el establo.” (García Lorca, 1992, p. 85). Lo cual conlleva a que el novio desesperado y preocupado por su novia salga en búsqueda de ella en un caballo a la luz de la Luna.
Aquí es donde inicia el simbolismo, en el que se habla de una mendiga hablando con la Luna. La mendiga representa el destino que ya estaba marcado para el novio y la Luna dando a entender la traición que estaba sufriendo el novio a partir de la huida de la novia con Leonardo; lo cual no es nada nuevo, pues el estilo del autor es usar el simbolismo de una manera casi imperceptible para dar mayor énfasis a las temáticas de sus obras. La mendiga engaña al novio guiándolo hacia donde su novia: “No han pasado; pero están saliendo de la colina. ¿No los oyes? / No. / […] Te acompañaré. Conozco esta tierra. / ¡Pero vamos! ¿Por dónde?/ ¡Por allí! ” (García Lorca, 1992, p. 102 - 103). Mientras que la mendiga y el novio buscan por la colina, Leonardo y la novia inician una conversación en la que se da a entender, desde mi punto de vista, que la novia al principio no quería saber nada de Leonardo pero conforme van pasando los minutos se humilla ante él: “Y yo dormiré a tus pies [para guardar lo que sueñas.] Desnuda, mirando al campo, [(Dramática.)] Como si fuera perra, [¡porque eso soy! Que te miro] y tu hermosura me quema.” (García Lorca, 1992, p. 107) lo cual da a entender que la novia en el fondo aún lo amaba, y Leonardo responde ante esa declaración: “¡Los dos juntos! / ¡Como quieras! [Si nos separan, será] porque esté muerto.” (García Lorca, 1992, p. 109) y sin darse cuenta Leonardo marcó el destino, su propia muerte, pues los que los cercaban no iban a rendirse fácilmente.
Lo siguiente no está descrito muy detalladamente, pues no se deja claro de qué manera murieron Leonardo y el novio; sin embargo, se muestra lo que sucede después de esa sangrienta noche: “No importa. [Échate un velo en la cara.] Tus hijos tuyos [nada más. Sobre la cama] pon la cruz de ceniza [donde estuvo su almohada]” (García Lorca, 1992, p. 114). Una tragedia que no se explica muy bien, pero se cumple su rol. Con un final muy triste, pues las familias del novio y de la novia habían plasmado su felicidad en la unión de los dos, y al no ocurrir esto e inclusive acabar mucho peor y parece que se resignan a la situación, contagiando esa sensación de infelicidad a todos los personajes: “Las vecinas, arrodilladas en el suelo, lloran” (García Lorca, 1992, p. 122).

Una obra en la que no se repite el mismo final feliz que tanto se espera en la mayoría de los libros, que será capaz de transmitirte los sentimientos de los personajes e inclusive querer protegerlos por ti mismo debido al peligro que corren. Si me pidiesen que recomendase alguna obra, definitivamente sería esta, ya que aparte de no ser muy extensa, deja mucho en que pensar y reflexionar de las actitudes de los personajes frente a diferentes situaciones que no se dan tan a menudo hoy en día, que llevarán a ponernos en su lugar y pensar ¿Qué pasaría si eso nos ocurriese? Planteando posibles soluciones. Sin duda alguna la máxima obra cumbre de Federico García Lorca.

1. BODAS DE SANGRE


Título:                 Bodas de Sangre
Autor:                 Federico García Lorca
Páginas Leídas:     11 - 56

Si bien es cierto que esta obra tiene como género literario a la tragedia, cabe resaltar que para escribir esta obra, Federico García Lorca se inspiró en el crimen de Níjar en el año 1928 en la Andalucía rural.

Lo que más resalta antes de leer este libro, creo yo que sería su título: “Bodas de Sangre”. Que le queda muy bien, ya que en sí el lector siente intriga por lo que podría suceder en el libro, y pues lo que está escrito en este no es menos de lo que esperaban. Sus principales temas serán el amor no correspondido o contrariado; ya que se entiende que el novio nunca fue amado por su novia, lo cual se evidencia aún más en la tragedia que encierra a toda la obra y crea un obstáculo para poder confiar entre los novios; la fugacidad de la vida y muerte, pues nadie sabe cuándo le puede llegar su hora de abandonar este mundo, representada por la madre que innumerables veces hablaba de la muerte:

“Primero tu padre, que me olía a clavel y lo disfruté tres años escasos. Luego, tu hermano. ¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro? No callaría nunca. […] ¿Me puede alguien traer a tu padre? ¿Y a tu hermano? Y luego, el presidio […] Mis muertos llenos de hierba, sin hablar, hechos polvo; dos hombres que eran dos geranios… Los matadores” (García Lorca, 1992, p.13).

Otro tema a destacar es la desigualdad de género bien marcada entre los personajes del libro que tampoco iban en contra de esto y lo aceptaban tomándose sus roles muy en serio, en especial por la madre quién solo velaba por el bienestar material y vital de su familia:

“Que me gustaría que fueras una mujer. No te irías al arroyo ahora y bordaríamos las dos cenefas y perritos de lana […] Tu padre sí que me llevaba. Eso es buena casta. Sangre. Tu abuelo lo dejó a un hijo en cada esquina. Eso me gusta. Los hombres, hombres; el trigo, trigo” (García Lorca, 1992, p.14).

“Tú estás vieja. Yo, también. A ti y a mí nos toca callar” (García Lorca, 1992, p.23).
La madre no quería quedarse sola, pues solo le quedaba un hijo que pronto se casaría y abandonaría su hogar para iniciar una nueva familia un poco lejos de ese lugar. Lo cual la tenía triste y melancólica recordando a su familia ya fallecida: “¡Veintidós años! Esa edad tendría mi hijo mayor si viviera. Que viviría caliente y macho como era, si los hombres no hubieran inventado las navajas” (García Lorca, 1992, p.40), y también se resigna ante la situación y acepta animada con la esperanza de que le den muchos nietos. Sin embargo se entera de que la muchacha anduvo con ‘Leonardo el de los Félix’ lo cual la altera, pues su familia y los Félix no se llevaban muy bien y por esto mismo se encuentra el antivalor del odio alrededor de la obra: “Es verdad… Pero oigo eso de Félix y es lo mismo (Entre dientes.) Félix que llenárseme de cieno la boca (Escupe.) y tengo que escupir por no matar” (García Lorca, 1992, p.23). Sin embargo a petición de su vecina, no se opone a la felicidad de su hijo.

A partir de esto el autor del libro hace creer a los lectores que todo irá bien en el transcurso de la obra, pero los sucesos nos sorprenden cada vez más, en especial cuando reaparece el exnovio de la novia ‘Leonardo’ que a pesar de estar casado y con hijos parece que no está feliz con su matrimonio, y aún ama a la novia, lo cual lo convierte en el antagonista de la historia: “Está bien. (Pausa.) / ¿Qué te pasa? ¿Qué idea te bulle por dentro de la cabeza? No me dejes así, sin saber nada…” (García Lorca, 1992, p.33) Y se reafirma que aún a Leonardo le cuesta aceptar la situación con estos actos: “¿Sentiste anoche un caballo? / Sería un caballo suelto de la manda. / No. Llevaba jinete. / ¿Quién era? / Era Leonardo” (García Lorca, 1992, p.46-47), “¿Y tu mujer? / Yo vine a caballo. Ella se acerca por el camino” (García Lorca, 1992, p.54) Siendo el primer convidado del día de la boda.

La novia a pesar de que Leonardo la viese antes de la boda trata de mantenerse fuerte mediante sus palabras: “¿A qué vienes? / A ver tu casamiento. / ¡También vi el tuyo!” (García Lorca, 1992, p.56). Se denota que algo habría pasado entre ellos que los llevó a tenerse furia y enojo al momento de hablar, que tal vez no sepamos nunca, ya que el autor no lo menciona lamentablemente en el libro.

Un aspecto que quiero resaltar es el tipo de género que emplea, el literario dramático con base en la tragedia, que ayuda a darle más dinamismo mediante la estructura narrativa que posee que a veces cambia para realzar las acciones de los personajes. Otro aspecto a resaltar es el hecho de que Leonardo sea el único personaje con nombre, por lo menos hasta el momento, lo cual me da a entender que el en verdad es el personaje principal aparte de ser antagonista de la misma.

Definitivamente una obra que nos deja con la intriga de lo que podría suceder después, el destino ya está escrito.

domingo, 5 de julio de 2015

2. LA CARRETERA

                  

Título:                     La Carretera
Autor:                     Cormac McCarthy
Páginas Leídas:     100 – 210

El hecho de que el libro no haya tenido capítulos tuvo una sensación en mí, de que la situación del padre y el niño nunca iba a terminar, no había fin… O eso creía, ya que la serie de acontecimientos antes del final fueron muy inesperados.
Cuando encontraron al señor anciano creí que se quedarían con el: “No tiene que hacer nada. ¿Puede andar bien? Puedo andar. Miró al chico. ¿Eres un niño?, dijo. El chico miró a su padre. ¿Qué le parece que es?, dijo su padre. No lo sé. No veo muy bien.” (McCarthy, 2007, p. 101)sin embargo la desconfianza del padre por los demás lo llevó a poner incómodo el ambiente con el señor anciano que decidió marcharse para no incomodar más y cuidarse, pues ya lo habían asustado: “¿No es un señuelo para una pandilla de bandidos? Yo no soy nada. Si quiere que me marche me iré. Puedo encontrar la carretera.” (McCarthy, 2007, p.104).
El niño otra vez interviene, dando a entender de que alguna forma los hijos influyen en las decisiones de los padres, ya que dejaron al señor anciano con algo de comida para que pueda sobrevivir unos días mientras encuentre otro lugar:
“Por la mañana en la carretera él y el chico discutieron sobre qué darle al viejo. Al final no obtuvo gran cosa. Unas latas de verduras y de fruta. Finalmente el chico fue hasta al borde de la calzada y se sentó en las cenizas. El viejo metió las latas en su mochila y apretó las correas. Debería darle las gracias al chico, ¿sabe?, dijo el hombre. Yo no le habría dado nada.” (McCarthy, 2007, p.105).
Luego de esto y varias y largas horas de viaje el padre cae enfermo: “¿Te vas a morir? No. Solo he caído enfermo. Estoy muy asustado. Lo sé. No te preocupes. Me pondré bien. Ya lo verás.” (McCarthy, 2007, p.114) dejando al niño muy preocupado a cerca de su salud, pues pensaba que podría a perder a su padre en cualquier momento y eso no le ayudaba, mucho menos que cada día su enfermedad empeore más: Tres días. Cuatro. Dormía mal. La tos lo despertaba. El aire entrando áspero en sus pulmones. Lo siento, dijo a la implacable oscuridad. No pasa nada, dijo el chico”(McCarthy, 2007, p.114).
El niño no quería resignarse a la situación y tuvo pesadillas a causa de esto: Una noche el chico despertó de un sueño y no quiso decirle qué había soñado. No tienes por qué contármelo, dijo el hombre. No pasa nada. Estoy asustado. No pasa nada. Sí que pasa” (McCarthy, 2007, p.115). A pesar de esto, no se les fue tan difícil llegar a la costa, donde pronto encontraron un barco con muchas provisiones, donde cabe resaltar una pequeña reflexión: “¿Adónde crees que se ha ido la gente, papá? […] ¿Crees que han muerto? / No lo sé. / Pero no tenían todas las de ganar. […] Yo creo que murieron. / Puede ser.” (McCarthy, 2007, p.148) El niño seguía creía que la gente moría y por esto se encontraban abandonados esos lugares, pero otra vez actúa la influencia del padre en su forma de pensar, lo cual creo que le dio ánimos al niño para poder seguir adelante para conocer a las personas que les habían dejado todas esas provisiones y agradecerles: “Podrían estar vivos en alguna parte, dijo el hombre. Es posible. El chico guardó silencio” (McCarthy, 2007, p.148).
Siguieron caminando por la costa, cerca de la playa específicamente, quedándose ahí unos días para descansar, pero dentro de esto alguien les arrebató los esfuerzos de su viaje, todo por haber ido a echar un vistazo a otro lugar: “El chico estaba allí de pie con los ojos desorbitados. / ¿Qué ha pasado, papá? / Se lo han llevado todo. Vamos. / El chico levantó la cabeza. Estaba empezando a llorar” (McCarthy, 2007, p.155). Esto es un claro ejemplo de que en la actualidad, ya no se puede estar seguro, aunque no hallan muchas personas, nadie está a salvo de nada, lo cual me hace recordar una frase: “Ves cosas, cosas que crees que no podrían sucederte a ti; pero sin darte cuenta, poco a poco empiezan a ocurrir en tu vida” (Anónimo). El niño no estaba preparado para este tipo de noticias, y debido a esto y a su sensibilidad al cambio llora; sin embargo, lo cierto es que hagas lo que hagas siempre va a haber alguien que va a preferir su propio bienestar antes que el tuyo, sin importarle si te perjudica mucho. A pesar de esto consiguieron salir adelante otra vez, hasta encontrar al ladrón; sin embargo, esta vez el padre quiso asegurarse de que no le volviese a robar otra vez, y para esto lo despoja de todo lo que tenía: “Venga, hombre. Me voy a morir. / Te dejo igual que tú nos has dejado a nosotros” (McCarthy, 2007, p.158).
Ya en un pueblo que encontraron camino al sur, el padre resulta herido en la pierna, felizmente contaban con el botiquín que habían encontrado en el barco. A partir de esta situación el niño comenzó a creer que podría perder a su padre en cualquier momento: “Sabía que el chico estaba despierto por las noches, escuchando para ver si todavía respiraba” (McCarthy, 2007, p.168) y lamentablemente sucedió, el fin de la vida terrenal de su padre era inminente: “Acamparon allí y cuando se acostó supo que no podría continuar y que era aquí donde moriría” (McCarthy, 2007, p.170). Y juntos se acurrucaron a revivir las memorias, pues ya no habría tiempo al día siguiente.
El niño no podía salir adelante, por esto se quedó cerca del cadáver de su padre alrededor de 3 días, donde luego una persona lo interceptó: “¿Lleváis el fuego? / ¿Cómo dices?” (McCarthy, 2007, p.174). Y decidió confiar en él y aceptó ir con ellos, llegando así el momento del último adiós: “Te hablaré todos los días, susurró. Y no me olvidaré. Pase lo que pase” (McCarthy, 2007, p.176).
Sin duda alguna una obra que te mostrará el mundo desde una perspectiva más fría, pero real.