Título:
Bodas de Sangre
Autor:
Federico García
Lorca
Páginas
Leídas: 56 - 122
A partir de
esta segunda parte, inició lo que se le conocería como nudo o desarrollo, pues los
sucesos siguientes fueron algo inesperados. Es personaje más fuerte en cuanto a
voluntad sin duda alguna habría sido la novia, pues en la primera parte nos
demuestra que ella no sentía nada por Leonardo más que incomodidad y odio: “El
orgullo no te servirá de nada. (Se acerca.) / ¡No te acerques!” (García Lorca,
1992, p. 58) A continuación veremos en que desencadenaron las acciones
anteriores.
La novia
quién creíamos que era una mujer de palabra y nadie la podía hacer cambiar de
opinión, se comporta de una manera diferente con su novio después de la boda,
en especial cuando trata de abrazarla: “¡Quita! (Con sobresalto) / ¿Te asustas
de mí?” (García Lorca, 1992, p. 83) Lo cual termina cuando la novia traza
rápidamente otro camino en la obra al escaparse con Leonardo en medio del
festejo que ya se veía inminente: “¿Pasó por aquí mi marido? / No. / Es que no
le encuentro y el caballo no está tampoco en el establo.” (García Lorca, 1992,
p. 85). Lo cual conlleva a que el novio desesperado y preocupado por su
novia salga en búsqueda de ella en un caballo a la luz de la Luna.
Aquí es
donde inicia el simbolismo, en el que se habla de una mendiga hablando con la
Luna. La mendiga representa el destino que ya estaba marcado para el novio y la
Luna dando a entender la traición que estaba sufriendo el novio a partir de la huida
de la novia con Leonardo; lo cual no es nada nuevo, pues el estilo del autor es
usar el simbolismo de una manera casi imperceptible para dar mayor énfasis a
las temáticas de sus obras. La mendiga engaña al novio guiándolo hacia donde su
novia: “No han pasado; pero están saliendo de la colina. ¿No los oyes? / No. /
[…] Te acompañaré. Conozco esta tierra. / ¡Pero vamos! ¿Por dónde?/ ¡Por allí! ”
(García Lorca, 1992, p. 102 - 103). Mientras que la mendiga y el novio
buscan por la colina, Leonardo y la novia inician una conversación en la que se
da a entender, desde mi punto de vista, que la novia al principio no quería
saber nada de Leonardo pero conforme van pasando los minutos se humilla ante
él: “Y yo dormiré a tus pies [para guardar lo que sueñas.] Desnuda, mirando al
campo, [(Dramática.)] Como si fuera perra, [¡porque eso soy! Que te miro] y tu
hermosura me quema.” (García Lorca, 1992, p. 107) lo cual da a entender que la
novia en el fondo aún lo amaba, y Leonardo responde ante esa declaración: “¡Los
dos juntos! / ¡Como quieras! [Si nos separan, será] porque esté muerto.” (García
Lorca, 1992, p. 109) y sin darse cuenta Leonardo marcó el destino, su propia
muerte, pues los que los cercaban no iban a rendirse fácilmente.
Lo
siguiente no está descrito muy detalladamente, pues no se deja claro de qué
manera murieron Leonardo y el novio; sin embargo, se muestra lo que sucede
después de esa sangrienta noche: “No importa. [Échate un velo en la cara.] Tus
hijos tuyos [nada más. Sobre la cama] pon la cruz de ceniza [donde estuvo su
almohada]” (García Lorca, 1992, p. 114). Una tragedia que no se explica muy
bien, pero se cumple su rol. Con un final muy triste, pues las familias del
novio y de la novia habían plasmado su felicidad en la unión de los dos, y al
no ocurrir esto e inclusive acabar mucho peor y parece que se resignan a la
situación, contagiando esa sensación de infelicidad a todos los personajes: “Las
vecinas, arrodilladas en el suelo, lloran” (García Lorca, 1992, p. 122).
Una obra en
la que no se repite el mismo final feliz que tanto se espera en la mayoría de
los libros, que será capaz de transmitirte los sentimientos de los personajes e
inclusive querer protegerlos por ti mismo debido al peligro que corren. Si me
pidiesen que recomendase alguna obra, definitivamente sería esta, ya que aparte
de no ser muy extensa, deja mucho en que pensar y reflexionar de las actitudes
de los personajes frente a diferentes situaciones que no se dan tan a menudo
hoy en día, que llevarán a ponernos en su lugar y pensar ¿Qué pasaría si eso
nos ocurriese? Planteando posibles soluciones. Sin duda alguna la máxima obra cumbre de Federico García Lorca.